Los macrófagos son del tipo de glóbulos blancos que se encuentran en la sangre que rodea los microorganismos y los destruye, extrae las células muertas y estimula la acción de otras células del sistema inmunitario. Los macrófagos son células especializadas en la detección, fagocitosis y destrucción de bacterias y otros organismos dañinos. Además, pueden presentar antígenos a las células e iniciar el proceso inflamatorio mediante la liberación de moléculas (llamadas citocinas), que activan otras células. Se trata, por lo tanto, de células efectoras del sistema inmune. Los macrófagos son los actores principales de la respuesta inmunitaria innata.

Quién descubrió los macrófagos?

Iliá Méchnikov, de nacionalidad rusa, descubrió que ciertas células aisladas digerían partículas que él había introducido previamente en animales experimentales. A estas células las llamó fagocitos y más tarde las identificó como los glóbulos blancos que formaban la primera línea de defensa contra las infecciones en los seres vivos. El término macrófago fue asignado en 1924 por Aschoff a un conjunto de células que componían el sistema retículo-endotelial (monocitos, macrófagos, histiocitos, fibroblastos, células endoteliales y células reticulares). Después de 1969, se abandonó el concepto de sistema retículo endotelial y se introdujo el concepto de sistema fagocítico mononuclear. En este grupo también se incluyen los macrófagos.

Dónde y cómo se forman los macrófagos?

Los macrófagos provienen de las células progenitoras mieloides de la médula ósea, que primero dan lugar a los promonocitos y, más tarde, a los monocitos sanguíneos. Estas células circulantes atraviesan las paredes de los vasos sanguíneos y se dirigen a los diferentes órganos y sistemas tisulares, donde se transforman en macrófagos.

Cuáles son las funciones de los macrófagos?

Los macrófagos cumplen varias funciones. En primer lugar son los principales fagocitos dentro de los tejidos. Esto quiere decir que los macrófagos son células capaces de captar diferentes cuerpos extraños que penetran en nuestro organismo (bacterias, parásitos, virus), así como sustancias de desecho de los tejidos, y de introducirlas en su interior con el fin de eliminarlas.

A este proceso se le llama fagocitosis. Cada macrófago tiene varios tipos de receptores en su superficie que ayudan a reconocer las partículas a fagocitar. Una vez activados los macrófagos liberaran diferentes citoquinas que favorecerán la respuesta inflamatoria con el fin de neutralizar al agente patógeno y la migración de otras células del sistema inmune al lugar de la infección.

Los macrófagos también tienen la capacidad de inducir la respuesta inmune adaptativa. Cuando los macrófagos fagocitan sustancias extrañas al cuerpo, presentan estos antígenos en su superficie, donde serán reconocidos por los linfocitos T y B. Por lo tanto, los macrófagos juegan un papel importante en la activación de esta respuesta.

Función de los macrófagos, durante la inflamación, el microambiente se caracteriza por mediadores inflamatorios que se secretan por diferentes poblaciones de linfocitos infiltrados y células parenquimatosas residentes en los tejidos. La interacción entre estas células y las moléculas que se secretan puede inducir un fenotipo específico de macrófagos y, en consecuencia, puede influir en sus funciones. La inflamación comienza con un papel protector, con el objetivo de eliminar los patógenos, promover la reparación de tejidos/cicatrización de heridas y establecer la memoria, para una respuesta inmune futura más rápida y específica. Después de la llegada de los neutrófilos polimorfonucleares (PMN), en el caso de la inflamación no específica, o los eosinófilos, en respuesta a los alérgenos, los macrófagos eliminan los microorganismos por medio de mecanismos de muerte intracelular y/o extracelular.

Durante la fase de resolución, los PMN y los eosinófilos se reemplazan por macrófagos fagocíticos. El principal determinante de este cambio, entre PMN y macrófagos, es la interacción entre la interleucina (IL)-6 con su receptor. Esta interacción induce un cambio de quimiocinas, que suprime los reclutamientos de PMN y promueve la entrada de monocitos. Además, los macrófagos pueden desempeñar un papel activo durante la eliminación de las células muertas.

La muerte celular local ocurre de muchas maneras, que incluye autofagia, excitotoxicidad, piroptosis, necrosis, necroptosis y apoptosis mediada por caspasas. Una vez que los leucocitos están cerca del final de su vida, liberan quimioatrayentes, que indican su paradero a los fagocitos mononucleares. Las células apoptóticas expresan o pierden antígenos que facilitan su reconocimiento y eliminación rápidos por parte de los macrófagos. De hecho, las células apoptóticas pierden CD31 y CD47, que desempeñan un papel repelente para los fagocitos y aumentan los fosfolípidos, los nucleótidos y las fosfatidilserinas, que promueven la fagocitosis.

Los macrófagos también desempeñan un papel central tanto en la inmunidad adaptativa como en la innata, gracias a su capacidad como células presentadoras de antígeno (CPA), que activan la inmunidad adaptativa, lo que lleva a la preparación de las células T y B. Además, los macrófagos pueden controlar el comportamiento y la diferenciación de las células T efectoras al inducir Th17, con función proinflamatoria, o células T reguladoras (Treg), con función inmunorreguladora.

__________________

Artículo escrito por CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México (Todos los derechos reservados) una colaboración de Time Network Latinoamérica © 2020 Time Network (Canada)