Sauna y el Baño turco: beneficios y precauciones

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Buenos Aires, Argentina – Reza un proverbio antigüo que en la sauna se evapora hasta la ira. Y es que este medio de relajación ofrece incontables ventajas: desintoxica la piel, purifica el organismo, dilata los bronquios, regula la presión sanguínea, mejora el ritmo cardíaco y circulatorio.

Sin embargo, para sacarle el máximo provecho y evitar posibles riesgos hay que conocer muy bien su funcionamiento y si se tiene alguna duda sobre la conveniencia de su uso, se debe pedir consejo médico.

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Los característicos baños sauna se toman en cuartos de madera (tanto sus paredes como los asientos se construyen de este material), que contienen una estufa alimentada originalmente con leña, hoy con electricidad o gas.

Ésta calienta piedras, a las que se arroja agua para generar vapor, intensificar el calor y estimular la transpiración. El calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que en un principio tiende a disminuir.

El ritmo cardiaco aumenta hasta multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto se traduce en una incremento de la circulación en la superficie de la piel, parecido al que se origina cuando caminamos rápido.

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Baño turco

El baño turco o de vapor, también llamado hammam (baño, en árabe), se practica desde hace milenios. Se trata de un baño de calor húmedo en el que la temperatura no es uniforme; en el suelo hay entre 20 y 25 grados, a metro y medio unos 40 grados y otros 50 grados a la altura de la cabeza. Además, tiene una humedad relativa del 99%, que produce la clásica “niebla”.

En estos habitáculos el calor se genera gracias al agua caliente que circula a través de cañerías y radiadores ubicados en las paredes de las salas.

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Encuentro con numerosos beneficios en el Sauna

Desde el momento en el que entramos en la sauna, el cuerpo experimenta una serie de reacciones. Las primeras son la transpiración y la hidroforesis (apertura de los poros de la piel). Como consecuencia se produce la eliminación de toxinas y una limpieza de la epidermis en profundidad.

Después, la elevada temperatura y el grado de humedad estimulan el riego sanguíneo y la regeneración de las células, lo que significa que la sauna puede ayudar a aliviar varias enfermedades cutáneas y respiratorias.

La concentración de calor resulta también positiva para el sistema cardiovascular, dado que el corazón, al adaptarse a la vasodilatación, bombea más fuerte y por tanto se favorece la circulación. De igual modo, las altas temperaturas influyen en las terminaciones nerviosas, provocando una ralentización de los impulsos sensitivos que van de la piel al cerebro.

Resultado: el individuo experimenta una relajación, en la que radica el efecto antiestrés de la sauna. Por último, la combinación de calor con un aceite de acción terapéutica (mentol o eucalipto), actúa de forma muy positiva en los bronquios y el sistema respiratorio en general.

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Beneficios terapéuticos de la sauna:

Mejoría de la circulación. A medida que el corazón acelera sus latidos para llevar sangre hasta la superficie de la piel con el fin de enfriarla, la velocidad circulatoria elimina más deprisa los productos de desecho del cuerpo.

Mejoría de la respuesta del sudor. El cuerpo caliente respira para enfriarse, entrenando las glándulas sudoríferas y manteniendo funcional la respuesta del sudor para favorecer la regulación termal fuera de la sauna, especialmente durante el ejercicio y el tiempo cálido.

Eliminación de toxinas. Se sabía que en la sauna se elimina minerales del cuerpo, pero era su papel de ayudar a la expulsión de toxinas era desconocida, hasta que se efectuó un análisis y la lista de plomo expulsado durante una sesión de sauna resultó impresionante. Es cierto que los minerales positivos para el organismo también se eliminan cuando sudamos mucho, por lo que debemos asegurar su reemplazo con una dieta sana y no arriesgarnos a perder líquidos que no nos sobran.

Alivio del dolor. La combinación de calor corporal, mejoría de la circulación, emisiones de endorfinas y calentamiento de las articulaciones rígidas alivia el dolor y las molestias.

Ayuda para el sueño. Al relajar el cuerpo y eliminar muchos de los dolores, la sauna nos permite dormir mejor.

Mejoría de la función cardiovascular. Los investigadores japoneses dicen que el uso de la sauna puede ayudar a las personas con fallos cardíacos congestivos al mejorar su eficiencia de bombeo cardíaco y el flujo sanguíneo. Su investigación utilizó una sauna templada, a temperaturas de unos 60 grados.

Mejor respiración. Investigadores holandeses preocupados porque la sauna pudiera producir broncoconstricción (y dificultades respiratorias) descubrieron que sucedía exactamente lo contrario. Comprobaron que los pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas mejoraban transitoriamente sus funciones pulmonares.

Alivio de la artritis. La sauna puede reducir los efectos de la artritis reumatoide.

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Precauciones.

La sauna puede resultar ser peligrosa para quienes padecen determinadas enfermedades del corazón, ya que sudar abundantemente provoca se concentren también los fluidos corporales, por lo que la sangre se torna más densa y esto puede provocar un ataque cardiaco.

Por ello, los especialistas recomiendan tanto en caso de hipertensión como en personas cardiópatas consultar con el médico la conveniencia o no de acudir a una sauna. Asimismo, hay estudios médicos que advierten de que el abuso de las sesiones de sauna puede ser perjudicial para la vida sexual.

Esta conclusión se fundamenta en que el calor de una sauna puede reducir drásticamente la cantidad y calidad del semen masculino, y en el caso de las mujeres, ocasionar fuertes hemorragias menstruales e incluso el interrumpir la ovulación. Otro dato muy importante arrojan estudios realizados en EEUU, que demuestran que los bebés nacidos de mujeres que utilizan la sauna con frecuencia presentan el doble de probabilidades de padecen espina bífida, a consecuencia del excesivo calentamiento del útero.

Por ello, se advierte de que la mujer embaraza no debe acudir a saunas y quienes planeen quedarse embarazadas deberían limitar cada sesión a 15 minutos entre periodos de enfriamiento. (TIMENETWORK.CA)

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Recomendaciones: ¿Cómo tomar una sauna?

La mayoría de las personas usamos mal la sauna, es conveniente no exceder los 10 ó 15 minutos por sesión, no más de 2 sesiones por día y no más de 3 a la semana.

Antes de tomar una sauna

– Es muy recomendable tomarla después de un esfuerzo, por ejemplo, tras practicar deporte, pero se aconseja descansar entre 15 y 30 minutos antes, para que el cuerpo pueda reaccionar sin problemas al calor.

– Si ha transcurrido mucho tiempo desde la última comida, se debe tomar un poco de pan o un dulce para que la sangre contenga glucosa.

– Por higiene, deberá ducharse a fondo con agua templada antes de entrar y secarse, ya que la piel seca suda más. Al salir hay que secarse bien, de lo contrario se retiene sudor en la piel, irritándola y provocando, en última instancia, un eczema.

– Las personas con pies fríos deben introducirlos en agua caliente durante 4-5 minutos antes (o después) de una sauna. Acelera la irrigación sanguínea y saca el calor hacia el exterior.

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Después de la sauna

– Al salir, es importante permanecer unos minutos (pocos, para no llegar a tiritar) fuera de la sauna (si se puede, al aire libre) para enfriar las vías respiratorias. Los pulmones necesitarán aire exterior.

– Después, dúchese con agua fría (si la presión sanguínea es alta, que sea templada). Dirija el chorro desde las extremidades hacia el centro del cuerpo, en la dirección del corazón, para devolverle el ritmo.

– Si todavía le queda tiempo -y ganas- un baño de inmersión en agua fría hará reaccionar a los vasos sanguíneos y aumentará la presión arterial.

– Tomar un baño de sauna significa “calentarse” y “enfriarse”, de forma alterna, por lo menos dos veces. Quien acabe de iniciarse en estas cuestiones no debería repetir más que una vez el ciclo calor-frío, mientras que los más experimentados ya pueden hacer una segunda entrada en la sauna.

– El enfriamiento adecuado después de la última “visita” deviene fundamental para no sudar después de vestirse y ahorrarse resfriados. Descansar tumbado 30 minutos también evitará un enfriamiento fuerte.

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Lo que no hay que hacer

– Entrar en la sauna con hambre, con el estómago lleno (deje que transcurra como mínimo una hora desde la comida) o en estado de agotamiento. Puede sufrir un colapso.

– Durante la sesión no beba líquidos, ya que no se produciría la desintoxicación corporal. Después, tome zumos de fruta diluidos en agua o simplemente agua mineral.

– No realice ejercicios de gimnasia dentro de la cabina, ni le dé charlas a sus vecinos porque se “cargan” la respiración y la circulación.

– No se frote el sudor. Sólo conseguirá provocarse picores.

– No alargue nunca la sesión más de 15 minutos, ni realice más de tres “visitas”.

– No se duche después de la sauna con agua caliente. Tampoco debe colocarse envolturas para seguir sudando porque interfieren en el buen ritmo que se consigue con la sauna.

(TIMENETWORK.CA)